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Recursos virtuales para el aprendizaje

  • Patty Vilela y Geraldo Flores

La educación superior y la salud en los jóvenes

Nuestra asesora psicológica, Patty Vilela, y nuestro asesor psicopedagógico, Geraldo Flores, nos plantean algunos efectos del estrés en la salud que se pueden prevenir si, en la etapa escolar, se fomentan las condiciones necesarias para que el estudiante tome, de manera autónoma, decisiones responsables sobre sus hábitos de salud durante sus estudios superiores.


La etapa escolar es un periodo en el que la regulación de los hábitos de salud está guiada por docentes y padres. Conforme el estudiante va avanzando en los grados escolares, tendrá que ir asumiendo un rol más activo en las decisiones de la vida cotidiana. Muchos de los alumnos de nuestra institución, luego de su proceso escolar, migran a otras ciudades para realizar estudios superiores y deben enfrentar situaciones que son fuentes potenciales de estrés: vivir solo, prepararse los alimentos, ocuparse de la limpieza del hogar, lavar su ropa, manejar un horario de estudio, vivir con parientes lejanos, asumir la tensión que genera el tráfico por las distancias recorridas, entre otras.


Sumado a ello, estos estudiantes enfrentan situaciones cotidianas de alta exigencia académica y emocional. En este contexto, los jóvenes asumen diversas responsabilidades: se enfrentan a un sistema de calificación diferente, inician nuevas relaciones interpersonales, pasan más tiempo lejos de casa, entre otras situaciones. En varios casos, estos procesos se convierten en una fuente potencial de estrés que podría afectar su salud física y mental. Una prueba de ello es lo encontrado en un estudio realizado por Boullosa (2013) en el que, la mayoría de un grupo de 198 estudiantes universitarios manifestó que padecía estrés: el 48% reportó percibir estrés académico de medianamente alto a alto; el 41%, un nivel medio; y el 11%, un nivel bajo a medianamente bajo. Además, en otro estudio realizado recientemente, se halló que el estrés es la variable más importante que predice una menor salud mental en un grupo de 1024 estudiantes universitarios de Lima y Huánuco (Chau y Vilela, 2016).


Patty Vilela en la charla 'Adaptación a la vida universitaria' - 2015.

Patty Vilela en la charla 'Adaptación a la vida universitaria' - 2015


Asimismo, es importante considerar que durante esta etapa todavía se están consolidando los hábitos de salud, los cuales pueden trastocarse por el agitado ritmo de los estudios superiores. En ese sentido, algunas investigaciones advierten que durante esta etapa el sueño se afecta de manera negativa, debido a que los estudiantes tienden a dormir menos horas o consumen bebidas energizantes que alteran los ciclos del sueño. Es conocido en nuestro medio que los estudiantes recurren a las extenuantes jornadas de estudio (o llamadas también “amanecidas”), en las cuales se privan de sueño debido a una inadecuada autorregulación y organización del tiempo. Debido a sus efectos inmediatos (las notas aprobatorias), tienden a utilizar esta forma de trabajo con frecuencia, especialmente en periodos de exámenes parciales y finales.


De la misma manera, se ha reportado que los jóvenes suelen consumir de manera excesiva bebidas alcohólicas, en algunos casos, como una estrategia para lidiar con el estrés, lo cual se intensifica en fechas posteriores a los periodos de alta demanda académica. En este grupo, esta práctica es considerada como una manera socialmente aceptable de “premiar” su esfuerzo. Por otro lado, es importante considerar que los jóvenes, durante este periodo, privilegian las actividades académicas y disminuyen de esta manera el ejercicio físico. Esta situación contribuye al desarrollo de un estilo de vida sedentario que podría tener efectos negativos en la salud física y mental en años posteriores.


Los estudios superiores deben ser un espacio no solo de formación académica, sino también de consolidación de hábitos que perduren en la vida adulta. Sin embargo, en muchas ocasiones, los demandas de esta etapa pueden convertirse en una fuente generadora de estrés que podría afectar de manera negativa los hábitos de salud. Esto puede generar un efecto perjudicial en el futuro. Por ello, es necesario visualizar a este espacio como una “ventana de oportunidad” que permita la formación de agentes generadores de cambio, que sean capaces de cuidarse a sí mismos y a su entorno. Frente a ello, es fundamental que los jóvenes realicen el proceso de interiorizar la importancia de la autorregulación y el cuidado personal, y, en ese camino, es relevante el acompañamiento previo de padres y docentes desde la etapa escolar.

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